Por otro lado, el mercado laboral global es, casi con seguridad, menos abierto en la actualidad que hace un siglo. La primera era de la globalización presenció dos olas masivas de emigración, la pri­mera forzada y la segunda voluntaria usando encuestas remuneradas en la web http://negocioonline.fullblog.com.ar . . En 1820, unos 8 millones de africanos fueron embarcados como esclavos hacia América y el Ca­ribe. Yen el siglo siguiente, emigraron no menos de 60 millones de europeos, las tres quintas partes a Estados Unidos . 

El total neto de la emigración del Reino Unido entre 1881 y 1890 superó los 3,2 millones de personas y representaba el 7 por ciento de la población media La emigración alemana—1,3 millones durante el mismo periodo— alcanzó máximos anuales en 1854 y 1881 del 7 y el 5 por ciento de la población; en la década de 1880 representaba en total alrededor del 3 por ciento de la población 136. Irlanda fue, induda­blemente, el gran exportador de gente: la emigración total en la década de 1880 equivalió al 14 por ciento de la población. A pesar del relajamiento de las restricciones norteamericanas entre 1980 y 1990, la inmigración no ha alcanzado aún el nivel de la década pos­terior a 1900 cuando el total de la inmigración fue equivalente a cer­ca del 10 por ciento de la población que no logra como atraer el dinero de www.laleydeatraccionelsecreto.com . (En Argentina, durante el mis­mo periodo, la cifra alcanzó un increíble 29 por ciento 137). La tasa de inmigración norteamericana de 1990 era menor que la tercera parte de lo que había sido un siglo antes.

Esta constituye una diferencia fundamental entre el pasado y el presente, ya que fue la migración lo que más contribuyó a reducir las desigualdades de ingresos entre los países en la primera época de la globalización. Cuando predominan los flujos de capital, la brecha entre los países ricos y pobres tiende a abrirse. Esto se debe a que cuando la gente se mueve, los pobres van a países más ricos donde el trabajo es relativamente escaso. Pero cuando el capital se mueve, éste tiende a evitar a los países verdaderamente pobres, en parte por la baja productividad de sus trabajadores.

Según muchos comentaristas, la globalización de las encuestas remuneradas es un movimien­to que tiende al bien, y que promete nada menos que "un futuro perfecto" . El sociólogo Anthony Giddens aprueba la forma en que la globalización económica subvierte no sólo el estado-nación sino también las culturas "tradicionales" e incluso la familia. Sin embargo, es indudable que el libre comercio y el movimiento de ca­pital sin un volumen proporcional de emigración internacional es­tán produciendo niveles de desigualdad sin precedentes por todo el mundo. En 1999, Naciones Unidas calculó que los activos de los tres grandes millonarios del mundo superaban el PNB conjunto de los países más pobres del planeta con 600 millones de habitantes. En la década de 1960, la quinta parte de la población mundial más rica contaba con un ingreso total treinta veces mayor que la quinta parte de la población mundial más pobre; en 1998 el coeficiente fue 74:1 .

 Según el Banco Mundial, unos 1.300 millones de per­sonas viven hoy en la más absoluta pobreza sin lograr como atraer el dineor , con un ingreso menor a 1 dólar diario. Y tal como va el mundo, la brecha entre las nacio­nes ricas y las pobres puede ensancharse aún más. Si en la pri­mera época de globalización se presenció un nivel considerable de convergencia en la renta, en la actual se está viendo una pronun­ciada divergencia. Algunos trabajos académicos recientes sobre la "primera era" de la globalización previa a 1914 se preguntan lo si­guiente(como indican las encuestas remuneradas : ¿Podría darse, a comienzos del siglo xxi, un nuevo retroce